martes, 10 de diciembre de 2013

Instrucciones

Como Julio Cortázar está muerto, tenemos la seguridad de que no vendrá a Tenerife a patearnos el culo por este ejercicio de terrorismo literario que planeamos Patricia la poetisa y el que esto escribe. Tratando de emular las famosas Instrucciones, que aparecen en su “Historia de cronopios y de famas”, nos han salido estos manuales, que esperamos no te provoquen ninguna reacción alérgica de lo mal escritos que están. Así que agárrate..




Instrucciones para que no te revuelque una ola

La primera y más lógica opción sería no meterse en el agua fría y traicionera. La segunda, pero no tan accesible para toda persona, sería la de domar las lenguas mojadas de una forma tan inigualable, que ninguna pudiera con usted. Pero esto es algo casi imposible en este arte, es algo tan diario como para un músico tener que cambiar las cuerdas, o para un escritor comprar un boli nuevo. Así que con el gustillo salado en la garganta, el dolor de cabeza y oídos y la práctica, aprenderemos unos cuantos atajos que pueden salvarnos, o provocar una brecha tan honda como el mismo océano donde nos adentramos, valientes, inconscientes.

 Si contamos de rapidez y coordinación, podemos recurrir a la técnica "el patito", consistida en pasar la rodilla al centro de la tabla, mientras que con las manos agarradas como ganchos a los cantos de la tabla, hacemos presión hacia abajo. El pico de nuestra ave de fibra, una vez sumergidos en el seno de la tierra, debe orientarse al infinito y azul techo, mientras que nosotros, como amantes fogosos y alimentados de deseo, pegamos todo nuestro cuerpo a ella, para dejar que nos lleve hasta la superficie de nuevo. Esta técnica debe realizarse cuando estamos a más o menos dos metros de ola, no más, ni menos. En el caso seguro, aunque siendo optimistas, hipotético, si en el momento que estamos sintiendo las alas del viento a nuestra espalda, y la fuerza del mundo a nuestros pies gana el pulso, al caer como roca, no hay que respirar, cerrar la boca que tantas veces tenemos abierta y seguir la corriente como si fuéramos una mariposa submarina, dejándonos llevar como una buena fama aunque seamos tan románticos que nuestra alma lo contrario dicte.

Y la opción para los más dormidos y soñadores, caerte, y llevarte un buen golpe, o como bien es dicho, un revolcón.

Patricia Verstraete Déniz


Instrucciones para cambiar el rollo de papel higiénico.

Coge el rollo nuevo del armario de la solana. Ve a la taza y siéntate.  Luego siéntete. Vulnerable a poder ser. Míralo bien, insolente, ilimitado, kilómetros de doble capa que perderían de vista el lugar más lejano que imaginaste.

Aristóteles que lo estudió todo lo llamó aro de grosor finito, aunque algo indicado para limpiar el culo no merecía tantos honores. Dos mil años después nos hallamos desarmadas ante ese maldito cilindro hueco, intentando buscar el pliegue que permita desentrañarlo. Aliviarnos.

Entrena primero con personas conocidas. Busca ese punto que las evidencia y que tanta pena te da conocer y tira fuerte para desenrollarlas. Con los perros no sirve a no ser que lleven ropa.

Con el rollo igual. Pero no te vengas arriba, va de humildote. A medida que mengua, su poder se expande y te embota y te deshace, ya que no puedes soportar que el día que acabes con él también tú estarás perdida. Con la carta que escribiste y el sudor frío en la calima y esa sustancia pastosa que está entre la boca y el estómago que te consume y te ilumina.

Pero tranquila. También vale ser cobarde y previsora. Y tener siempre un rollo de reserva en las esquinas que antes estaban dignamente vacías. Y así hasta que te mueras.

 Tranquilamente tranquila.


Antonio Chamorro Segovia

No hay comentarios:

Publicar un comentario