lunes, 14 de julio de 2014

Homeopatía y Química de Bachillerato

Este va a ser un artículo bastante peculiar sobre la homeopatía. Si bien no voy a defenderla, tampoco voy a iniciar una cruzada contra la charlatanería, supersticiones mágico-religiosas o analfabetas científicas. Creo que a veces desde el mundillo de la divulgación científica caemos en la condescendencia, en mirar por encima del hombro a quienes no aprecian la “luz de la razón y la ciencia”. Esa soberbia no causa otra cosa más que rechazo: la divulgación debe tener menos de "Telecinco" y más argumentos, más formación, más pedagogía, aunque perdamos en vistosidad. Por eso no voy a dedicarme a criticar a nadie, sólo voy a hablarte de lo poco que sé. Y sé un poco de química.

Hace un tiempo llegó a mis manos este preparado homeopático, rhus toxicodendron 15ch. Dicen que sirve para curar los dolores articulares y diversos tipos de patologías cutáneas como psoriasis, herpes labial, urticarias, etc.
La denominación del producto está en latín, y hace referencia al nombre científico de la hiedra venenosa.
¿Hiedra venenosa para curar problemas en  la piel? Suena a tortura china, pero va en la línea de los principios de la homeopatía que estableció  el médico sajón Samuel Hahnemann hace más de dos siglos.
El padre fundador de la homeopatía llegó a la conclusión de que la sustancia que provoca unos determinados síntomas en una persona sana, puede curar a una paciente enferma con esos mismos síntomas. De ahí que recetara hiedra venenosa para problemas cutáneos como herpes o dermatitis, polen contra la rinitis alérgica o sal marina contra la deshidratación.

La idea es que al provocar de nuevo los mismos síntomas, esta enfermedad provocada compite con la natural, desplazándola y permitiendo a la “energía vital” recuperar su equilibrio.
Si bien todo esto puede parecer un poco peligroso, se acaba resolviendo con facilidad a través del segundo gran principio de la homeopatía, la ley de las dosis infinitesimales: Cuanto más diluido está el preparado, más potente es. La agitación es un proceso clave en cada dilución, fundamental para que el agua recuerde la estructura de la sustancia, como una especie de memoria.
Me ahorro la opinión acerca de estos principios. Lo único que voy a tratar aquí con cierto detalle es la cuestión de la cantidad de sustancia, y para ello recurriré a los conocimientos teóricos y experimentales acumulados desde el inicio de la Revolución Científica de los siglos XVI y XVII.
Mira la siguiente reacción, es la oxidación de la glucosa. Una molécula de glucosa reacciona con seis de oxígeno molecular  para originar seis moléculas de dióxido de carbono y otras seis de agua, además de una cantidad nada despreciable de energía. Es la reacción clave en el proceso de respiración celular que ocurre en las mitocondrias de nuestras células. Esta es la forma por la que los animales obtenemos energía para sobrevivir, la única fuente de energía interna que hasta el momento ha podido ser detectada y cuantificada..

En los laboratorios disponemos de frascos con diferentes reactivos y el instrumento de medición más accesible del que disponemos es la balanza, que mide masa. Es un error imperdonable pensar que un gramo de glucosa reacciona exactamente con un gramo (o seis) de oxígeno. En una reacción química se relacionan número de cosas, no sus pesos. Suspendida, ¡nos vemos en Septiembre!
Para solventar este problema tenemos que conocer primero cuánto pesan las moléculas de glucosa y oxígeno. Si vamos a la tabla periódica observamos que arriba a la derecha está la masa atómica de cada elemento. Si vamos sumando obtenemos la masa molecular (CO2 12+16·2=40), pero resulta que está medida en uma (unidad de masa atómica), que es la doceava parte de un átomo de Carbono, 1,66·10-27 kg, o expresado sin potencias, 0,00000000000000000000000000166kg. ¿Te imaginas medir esto en una pesa? Es una cantidad demasiado pequeña, tenemos que encontrar algo más práctico.

Ahora es cuando la química recurre al famoso mol. ¿Qué es un mol de una sustancia? Es la cantidad de sustancia que contiene 6,023·1023 partículas de esa sustancia, 602300000000000000000000, el famoso número de Avogadro. Un mol de oro tiene 6,023·1023 átomos de oro, un mol de cafeína tiene 6,023·1023 moléculas de cafeína, etc.
¿Cuánto pesa un mol? Un mol de una sustancia pesa en gramos lo mismo que su masa atómica o molecular. Un mol de O2 pesa 32 gramos, un mol de glucosa 180 gramos. Esto ya son cantidades más manejables para el típico instrumental de laboratorio.
Lo fantástico de todo esto es que si bien antes no podíamos decir que un gramo de glucosa reaccionaba con un gramo de oxígeno, sí que podemos decir que un mol de glucosa reacciona con 6 moles de oxígeno, porque estamos relacionando partículas, no masas. Pero como ahora sabemos lo que pesa cada partícula, sí que podemos establecer que 180 gramos de glucosa reaccionan con 6·32=192 gramos de oxígeno. De esta manera las reacciones son completas y medimos cantidades cómodas para el ser humano.
Después de este repaso a la química de Bachillerato (o más bien de 3º de la ESO), volvamos a los tubitos de homeopatía. ¿Cuánta cantidad de hiedra venenosa, polen o sal marina hay en esos gránulos? Por lo que se desprende del segundo principio de las dosis infinitesimales, poco. ¿Pero cuánto? Vamos a verlo.
El número que aparece al lado de las letras ch indica el número de diluciones al que ha sido sometida una primera muestra de sustancia. Primero coges el remedio y lo mezclas con 99 partes de disolvente (agua o alcohol), y eso es 1ch. Si quieres hacer otra dilución, vuelves a separar una porción y la vuelves a diluir en 99 partes de disolvente, obteniendo 2ch.
Vamos a entender esto con un ejemplo concreto. Por razones de simplicidad elegiré el tubo de gránulos de natrum muriaticum..., el cloruro de sodio, NaCl o la sal Trini de toda la vida, que para la multinacional de la homeopatía Boiron es un remedio contra la deshidratación. El preparado homeopático está a 15ch, igual que el de la hiedra venenosa.

Usando la tabla periódica tenemos que la masa molecular del NaCl es de 58,44 uma, o lo que es lo mismo, un mol de NaCl pesa 58,44 gramos y contiene 6,023·1023 moléculas de NaCl.
Pues vamos a la cocina. Disolvemos 58,44 gramos de sal en un litro de agua. Agitamos vigorosamente, estilo maraca, para potenciar el preparado. A continuación cogemos un centilitro de esa disolución y lo diluimos en 99 centilitros de agua. Es obvio que la cantidad inicial de sal se ha reducido a la centésima parte, es decir, los 58,44 gramos ahora se han convertido en 0,5844 gramos. Esta nueva disolución se llama 1ch.
En cada dilución la cantidad de sal se divide por 100 (o 102). Si queremos llegar a 15 ch hay que dividir 15 veces por cien, es decir, 102 por 15= 1030.
Si inicialmente había un mol de sal, es decir 58,44 gramos, es decir 6,023·1023 moléculas de NaCl, después de diluir hasta 15ch obtenemos 6,023·10-7 moléculas de NaCl que pesarían 58,44·10-30 gramos (basta con dividir 58,44 y 6,023·1023 entre 1030). Sin potencias de base diez se entiende mejor: 0,000000623 moléculas de NaCl con un peso de 0,00000000000000000000000000005844 gramos
Decir que hay una molécula de NaCl es lo mismo que decir que no hay nada, pero si encima en lugar de una molécula tenemos menos de una millonésima parte de una molécula es la nada más absoluta. Con esta disolución fantasma impregnamos los gránulos de azúcar que serán finalmente ingeridos por las pacientes.
Podemos decir lo mismo del extracto de hiedra venenosa o del coctel de pólenes. Es prácticamente imposible que en los gránulos que son impregnados con esas disoluciones exista un solo átomo o molécula de la supuesta sustancia curativa.
Pero si sigues sin creerme, hasta la información del tubito viene en mi ayuda: Un gramo de gránulos contiene 0.85 g de sacarosa y 0,15 g de lactosa (los excipientes), que obviamente suman uno. ¿Dónde está el extracto de hiedra? No hay, cero. Incluso los efectos secundarios te dicen que serían los derivados del consumo del azúcar de los gránulos, no de consumir una hierba tóxica...
Comparemos esta cantidad (o ausencia de cantidad) con las de los medicamentos tradicionales. En una caja de paracetamol suele haber 500 mg, medio gramo, de principio activo por pastilla. Incluso en una vacuna como la del virus del papiloma humano hay 120 microgramos de sustancia,  0.00012gramos.

No te voy a contar nada más. Sobre homeopatía se ha escrito mucho en internet con más o menos razón, con más o menos pasión. Yo tengo muchas preguntas para las que creo que no dispongo de la información suficiente: ¿qué pasa en las facultades de medicina y farmacia para que organicen cursos sobre homeopatía?, ¿por qué una profesional de la medicina no aplica los conocimientos químicos básicos que por formación académica debería poseer?, ¿qué falla en el sistema de salud público para que cada vez más gente consuma homeopatía? Alguna opinión tengo al respecto, pero tampoco te la voy a dar. Ni siquiera el grueso de este artículo es una opinión, ha sido simplemente la descripción de un hecho objetivo, que existirá más allá de lo que pensemos. Ojalá te haya aclarado algo.

1 comentario:

  1. La cuestión es que los partidarios de la homeopatía dicen que ya saben que no hay ninguna molécula del principio activo. Ellos atribuyen su funcionamiento a la memoria del agua. Y ahí empezamos otra batalla.

    ResponderEliminar