Ejemplo de la conspiranoia antiantenas. ¿Evidencias? ¿Pa qué? Con poner una calavera es suficiente... |
Desgraciadamente
existe una profunda carencia de cultura científica en nuestra sociedad. Esto se
refleja en los prejuicios existentes en torno a la naturaleza de las radiaciones
electromagnéticas y sus efectos en nuestra salud. Por supuesto la culpa no es
de la gente. Creo que nunca ha interesado que la ciudadanía posea conocimientos
científicos, ni económicos ni de historia, entre otros. Entender el mundo que
nos rodea es el primer paso para cambiarlo, te convierte en una persona libre y
crítica. Las clases gobernantes prefieren analfabetos científicos, personas
supersticiosas e irracionales, así son más controlables. Con este escrito me
gustaría darte unas nociones básicas sobre el tema para que así seas capaz de entender
dichos fenómenos y puedas analizar críticamente las noticias (a mi juicio
alarmistas y de poca profesionalidad periodística) que de vez en cuando hablan
sobre los peligros de las torretas de alta tensión, las antenas de telefonía
móvil, o los hornos microondas, por ejemplo.
La
energía es como la estupidez, se manifiesta de diferentes maneras. Hay energía
química, cinética, potencial, calorífica, nuclear… Pero aquella que se mueve a
la velocidad de la luz (casi 300.000 km/s), puede hacerlo a través del vacío y
lo hace en forma de onda, es llamada radiación electromagnética.
Las
ondas electromagnéticas no tienen todas la misma energía, las hay muy potentes
y las hay que dan penita. Las ondas de la cadena COPE que te están atravesando
ahora mismo son de la misma naturaleza que los rayos x que te muestran quién
eres de verdad por dentro, pero mientras las primeras son inofensivas (bueeno…),
las segundas pueden llegar a hacerte daño. Para racionalizar mejor esta
variedad, existe lo que se llama el “espectro electromagnético”, donde aparecen
todas las ondas electromagnéticas que existen en el Universo, ordenadas de
menor a mayor energía.
Espectro electromagnético hecho a lápiz... |
·
La frecuencia representa el número de veces
que se repite la onda por segundo, y la medimos en hercios (Hz). Cuanto mayor
sea la frecuencia, más energía portará.
·
La longitud de onda es la distancia que hay
entre dos “picos” de la onda. Se mide en metros. Cuanto menor sea la longitud
de onda, más energía portará.
Por
lo tanto, en el espectro electromagnético, cuanto más nos desplazamos a la
derecha, mayor frecuencia y menor longitud de onda tendrán las radiaciones, y
más energéticas serán.
Existe
una clasificación útil de las mismas en función de si provocan daños en los
tejidos de los seres vivos o no. De este modo tenemos:
·
Radiaciones no ionizantes. No poseen la
energía suficiente para provocar la rotura de los enlaces que mantienen unidas
a las moléculas de nuestro cuerpo. Son la luz visible, la luz infrarroja, las
microondas, las ondas de TV, radio, telefonía móvil, etc.
·
Radiaciones ionizantes. Son lo
suficientemente energéticas como para romper algunas moléculas que hay en
nuestras células. Son los rayos ultravioletas (del Sol), los rayos X y los rayos gamma (reacciones nucleares).
Arriba, radiación no ionizante. Abajo, radiación ionizante. |
Todas
las biomoléculas que forman los seres vivos son importantes. Los azúcares nos
dan energía, las grasas son reservas de energía y el componente principal de
las membranas celulares… Las proteínas hacen prácticamente de todo, pero todas
ellas estarían perdidas sin el director de orquesta, la molécula de ADN. Ésta contiene
las recetas de fabricación de todas las biomoléculas y sus manuales de
funcionamiento.
Y
claro, si una radiación ionizante rompe algún enlace en la molécula de ADN
puede iniciar una reacción en cadena: El ADN no transmite la información
genética; la célula, desorientada, deja de cumplir con su función. En algunos
casos empiezan a reproducirse y a crecer sin límite… Es decir, tenemos células
cancerígenas.
Otros
efectos de las radiaciones ionizantes eclipsados por el cáncer son las anemias,
caída del pelo, esterilidad, anomalías hereditarias, ceguera, etc.
Yo
que tú empezaría a partir de ahora a coger manía a las radiaciones ionizantes y
a tomar precauciones. No seas flipao, melanoma no es el nombre de una bebida
energética: ¡ponte protección solar contra la radiación ultravioleta cuando
vayas a la playa! Si eres un adicto a las radiografías y a las resonancias
nucleares de esos que te pegas 15 al mes, entonces deberías aflojar… De seguro vivirás más años.
En
lo que respecta a las radiaciones no ionizantes, estamos constantemente
interactuando con ellas. Absorbemos un poco de radiación visible, transformándola
en calor; otras simplemente rebotan y las menos energéticas nos atraviesan sin
ningún tipo de respeto.
¿Ya
está? ¿Así de sencillo? Pues no, menos mal que no, sería muy aburrido… Sí que
existe una interacción comprobable entre las radiaciones no ionizantes y la
materia viva: Si la señal es muy intensa pueden producirse aumentos de
temperatura localizados (en torno a la oreja, los bolsillos del pantalón), pero
nada más. Los teléfonos móviles producen tan poco calor que nuestros cuerpos
son capaces de disiparlo de manera natural.
Es
importante que comprendas una cosa. Al aumentar la intensidad de una radiación,
por ejemplo en una antena de telefonía móvil, se emiten más radiaciones por
unidad de tiempo, pero no cambia la naturaleza de la onda electromagnética
(sigue siendo de baja energía). Obviamente se emite más energía, pero siguen sin
ser radiaciones peligrosas. Basta con no abrazar la antena si no quieres que te
de un calentón.
Pincha en la imagen para obtener más información de la OMS sobre radiaciones no ionizantes. |
Hablando
de antenas de telefonía móvil (recuerda que son radiaciones no ionizantes, de
baja energía, que no provocan roturas en tus células…), la legislación nos
protege de sobra ¿contra? ellas. Existen unos límites de potencia y unas
distancias a la antena que no se pueden sobrepasar. ¿Existe alguna evidencia
científica que avale estas prohibiciones? No, ninguna, es simplemente en
cumplimiento del principio de precaución (como cuando ponen la señal de peligro
de aviones en la autopista del norte). Como curiosidad te digo que la señal que
te llega de tu móvil es doscientas veces más potente que la que te llega de la antena
de telefonía. Digo curioso porque parece que la gente que cree en la
peligrosidad de estas radiaciones se centra en las antenas, no en los
terminales… Claro, una cosa es pedir que quiten una antena de telefonía en tu
barrio y otra bien distinta es dejar de usar el móvil. Eso es demasiado
sacrificio…
Pero
los científicos no dejan aquí la cosa. Es muy sencillo lo que yo he hecho
contigo, te he resumido unos apuntes de física y química de 4º de la ESO. Los
investigadores van más allá. Aunque el conocimiento de las leyes de la física y
la naturaleza de las radiaciones electromagnéticas debería tranquilizarnos
frente a las paranoias antiantenas, ellos se dedican a hacer estudios sobre la posibilidad
de que puedan causar enfermedades, centrándose sobre todo en distintos tipos de
cáncer.
Para
ello realizan estudios in vitro
(directamente con células, exponiéndolas a diferentes niveles de radiación), in vivo (con animales y humanos amantes
del riesgo, sometiéndolos también a radiaciones) y estudios epidemiológicos
(analizan la incidencia de distintos tipos de cáncer en poblaciones expuestas a distintas dosis de radiaciones). Sólo cuando un tipo de radiación provoca un mismo
tipo de cáncer en los tres tipos de estudios, es cuando podemos estar seguros
de la relación causa-efecto entre la radiación y el cáncer. Por suerte todavía
no ha sido publicado el estudio que la demuestre.
Dicho
de manera breve y en un párrafo aparte: No existen evidencias científicas que
relacionen la aparición de enfermedades, sobre todo cáncer, con la exposición a
radiaciones no ionizantes.
¿Chocó con una antena? Nooooo... |
Es
raro, pero en este caso estamos más que protegidos por los gobiernos y la
legislación. No hay razón para el alarmismo y el miedo irracional. Mucha gente ataca
a los transgénicos sin tener pajolera idea de lo que es un gen. Están contra
las vacunas que han conseguido que no murieran de sarampión con diez años; recelan
de todo lo químico (y eso me duele, ¡soy licenciado en Química!), sin saber que
todo lo que les rodea (incluso ellos mismos) está hecho de química.
Sería
más práctico que realmente volcaran toda su indignación sobre el blanco adecuado, sobre lo que está demostrado que perjudica a la salud,
así ganarían más esperanza de vida: Deberían exigir a las instituciones que
legislen contra el desempleo y el desmantelamiento de la sanidad pública; que inicien
campañas contra la obesidad y la diabetes, que nos protejan contra el despido
(casi) libre. Que detengan a los defraudadores y a todos los que nos amargan la
vida y les sometan, no a la radiación de una antena de telefonía móvil, sino a
las radiaciones gamma de una pizquita de Uranio 235. Efectivo al 100%
No hay comentarios:
Publicar un comentario