Que
nadie te vea. Coge una naranja y vete al cuarto de estudiar. Enciende la lámpara
que tienes en el escritorio y apunta a la naranja naranja. Ahora imagina que un bichito se posó sobre la amarga superficie
y decide hacer de ella su hogar. Puede que al levantar la cabeza vea una gran
bola de bajo consumo o tal vez una oscuridad salpicada de débiles elementos luminosos.
Juega a ser dios ahora, haz girar la fruta desde arriba en la dirección con que abres una botella de
refresco. Si el bichito estaba en la zona oscura, verá atónito cómo por el
horizonte Este se levanta una gran bombilla. Al cabo de un rato, dependiendo de
la velocidad que le des a la naranja, tendrá la bombilla justo encima de su
cabeza, para poco a poco ir dejándola por su oeste hasta que finalmente vuelva a
desaparecer por el cítrico horizonte.
Júpiter, estrella fugaz y Orión. Izaña, dic-12 |
Cuando
se hace de noche me siento como ese bichito. Tan pequeño que no me doy cuenta
que somos el planeta y yo (y los otros 7000 millones de atónitos bichitos) quienes
nos movemos. Levanto la cabeza y me imagino cómo esta gran naranja gira hacia
el Este en torno a su rabito (polo
norte), que más o menos se encuentra por encima de las montañas de Anaga, visto
desde Santa Cruz y la Laguna. Giramos hacia el Este y vemos como el Universo sube
y desfila importándole poco si le entiendes o no.
Planetas,
lunas, satélites artificiales, asteroides, nebulosas, estrellas dobles,
estrellas fugaces, lluvias de estrellas, eclipses… Todo eso pasa de largo en
nuestros días mientras vivimos con la cabeza mirando al suelo, a la rutina de
mierda, a las miserias de la vida.
Levanta
la cabeza, da igual que la gente piense que estés pallá, puede que caigas en un agujero, que te
atropelle un coche (sobre todo si estás por la Cuesta), es un riesgo que hay
que asumir. No mires a otro lado, como dijo Carl Sagan somos la herramienta que
tiene el Universo para entenderse a sí mismo.
Hoy
vengo a hablarte de los cometas, más bien de uno en particular. Anunciador de
catástrofes, de nacimientos reales, nunca han dejado indiferentes a los
pueblos. En la actualidad, gracias al conocimiento científico, han pasado de ser
astros que provocaban miedo e incertidumbre a inspirarnos fascinación.
Existe
una zona muy muy lejana del Sistema Solar llamada Nube de Oort. Se encuentra
aproximadamente a 50.000 unidades astronómicas del Sol (una unidad astronómica
es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol). Allí habitan aletargadas
grandes moles de hielo, polvo y roca en un equilibrio bastante precario. Es un
lugar frío, la luz del Sol apenas se distingue de las del resto de estrellas.
Nube de Oort |
En
algunas ocasiones se producen choques entre estas gigantescas canicas y puede
que alguna de ellas se desvíe hacia el interior del Sistema Solar, comenzando un
periplo por nuestro vecindario que la llevará, irremediablemente, a su
desaparición.
Estas
masas de hielo sucio, de varios kilómetros de diámetro, empiezan a calentarse
rápidamente en su acercamiento al sol, produciéndose la sublimación (paso de
sólido a gas) del hielo, dejando una estela brillante de vapor de varios
millones de kilómetros. Es en estos momentos cuando los cometas se hacen
visibles.
Trayectoria de PANSTARRS |
PANSTARRS
C/2012 L4 fue descubierto el 6 de junio del año pasado desde el telescopio
panorámico Pan-Starrs, situado en Hawai. Es un cometa no periódico, es decir, sólo
pasará una vez por las cercanías de nuestra estrella para alejarse
posteriormente del interior del Sistema Solar.
El
cometa fue visible en el hemisferio norte los primeros días de esta semana. Con
pequeños telescopios, prismáticos e incluso a simple vista pudo verse (eso sí,
si ves igual de bien que un cernícalo...). Obviamente los cometas lucen su cola
cuando andan cerca del Sol, pero no podemos verlos al mediodía porque la luz de
nuestra estrella “anula” el brillo del cometa. Tenemos que buscarlos cuando el
Sol o no ha salido, o se acaba de poner por el oeste. Es en estos momentos
cuando no nos llega la luz del Sol y el cometa se ve sin interferencias.
Mirador de Chipeque, Santa Úrsula |
El
pasado martes fui a intentar fotografiarlo. Me dirigí al mirador de Chipeque,
que se encuentra en la carretera de la Esperanza subiendo al Teide. Se tenía
que ver en el Oeste, un poco por encima del horizonte, minutos después de la
puesta de Sol, al sur de la Palma.
Parecía
que en el mirador estaban haciendo botellón. Decenas de personas iban con sus
equipos fotográficos que aproximadamente costaban tres veces mi prestación por
desempleo, equipadas con ropa para soportar el frío antártico por lo menos…
Mientras
pensaba que no tenía nada que hacer frente a tanta tecnología, saqué la Canon
más básica del mercado (EOS 1100D), el trípode chirriante, y me puse la braga
al cuello.
Me conoces y sabes que no me gusta presumir. Pero fui el primero en localizar el cometa e indiqué al resto dónde se encontraba. Entonces sacaron sus cañones y dispararon sin compasión. Esto es lo más decente que saqué, una basurilla comparada con las que sacaron los maquinitas. No es la mejor foto, pero es mi foto. Y no me gasté miles de euros en material.
Canon EOS 1100D f/5,6 1/5s ISO 3200 200mm |
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