jueves, 14 de marzo de 2013

PANSTARRS, el primer cometa del año


Que nadie te vea. Coge una naranja y vete al cuarto de estudiar. Enciende la lámpara que tienes en el escritorio y apunta a la naranja naranja. Ahora imagina que  un bichito se posó sobre la amarga superficie y decide hacer de ella su hogar. Puede que al levantar la cabeza vea una gran bola de bajo consumo o tal vez una oscuridad salpicada de débiles elementos luminosos. Juega a ser dios ahora, haz girar la fruta desde arriba  en la dirección con que abres una botella de refresco. Si el bichito estaba en la zona oscura, verá atónito cómo por el horizonte Este se levanta una gran bombilla. Al cabo de un rato, dependiendo de la velocidad que le des a la naranja, tendrá la bombilla justo encima de su cabeza, para poco a poco ir dejándola por su oeste hasta que finalmente vuelva a desaparecer por el cítrico horizonte.

Júpiter, estrella fugaz y Orión. Izaña, dic-12

Cuando se hace de noche me siento como ese bichito. Tan pequeño que no me doy cuenta que somos el planeta y yo (y los otros 7000 millones de atónitos bichitos) quienes nos movemos. Levanto la cabeza y me imagino cómo esta gran naranja gira hacia el Este  en torno a su rabito (polo norte), que más o menos se encuentra por encima de las montañas de Anaga, visto desde Santa Cruz y la Laguna. Giramos hacia el Este y vemos como el Universo sube y desfila importándole poco si le entiendes o no.

Planetas, lunas, satélites artificiales, asteroides, nebulosas, estrellas dobles, estrellas fugaces, lluvias de estrellas, eclipses… Todo eso pasa de largo en nuestros días mientras vivimos con la cabeza mirando al suelo, a la rutina de mierda, a las miserias de la vida.

Levanta la cabeza, da igual que la gente piense que estés pallá,  puede que caigas en un agujero, que te atropelle un coche (sobre todo si estás por la Cuesta), es un riesgo que hay que asumir. No mires a otro lado, como dijo Carl Sagan somos la herramienta que tiene el Universo para entenderse a sí mismo.


Hoy vengo a hablarte de los cometas, más bien de uno en particular. Anunciador de catástrofes, de nacimientos reales, nunca han dejado indiferentes a los pueblos. En la actualidad, gracias al conocimiento científico, han pasado de ser astros que provocaban miedo e incertidumbre a inspirarnos fascinación.

Existe una zona muy muy lejana del Sistema Solar llamada Nube de Oort. Se encuentra aproximadamente a 50.000 unidades astronómicas del Sol (una unidad astronómica es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol). Allí habitan aletargadas grandes moles de hielo, polvo y roca en un equilibrio bastante precario. Es un lugar frío, la luz del Sol apenas se distingue de las del resto de estrellas.
Nube de Oort

En algunas ocasiones se producen choques entre estas gigantescas canicas y puede que alguna de ellas se desvíe hacia el interior del Sistema Solar, comenzando un periplo por nuestro vecindario que la llevará, irremediablemente, a su desaparición.

Estas masas de hielo sucio, de varios kilómetros de diámetro, empiezan a calentarse rápidamente en su acercamiento al sol, produciéndose la sublimación (paso de sólido a gas) del hielo, dejando una estela brillante de vapor de varios millones de kilómetros. Es en estos momentos cuando los cometas se hacen visibles.

Trayectoria de PANSTARRS
PANSTARRS C/2012 L4 fue descubierto el 6 de junio del año pasado desde el telescopio panorámico Pan-Starrs, situado en Hawai. Es un cometa no periódico, es decir, sólo pasará una vez por las cercanías de nuestra estrella para alejarse posteriormente del interior del Sistema Solar.

El cometa fue visible en el hemisferio norte los primeros días de esta semana. Con pequeños telescopios, prismáticos e incluso a simple vista pudo verse (eso sí, si ves igual de bien que un cernícalo...). Obviamente los cometas lucen su cola cuando andan cerca del Sol, pero no podemos verlos al mediodía porque la luz de nuestra estrella “anula” el brillo del cometa. Tenemos que buscarlos cuando el Sol o no ha salido, o se acaba de poner por el oeste. Es en estos momentos cuando no nos llega la luz del Sol y el cometa se ve sin interferencias.

Mirador de Chipeque, Santa Úrsula
El pasado martes fui a intentar fotografiarlo. Me dirigí al mirador de Chipeque, que se encuentra en la carretera de la Esperanza subiendo al Teide. Se tenía que ver en el Oeste, un poco por encima del horizonte, minutos después de la puesta de Sol, al sur de la Palma.

Parecía que en el mirador estaban haciendo botellón. Decenas de personas iban con sus equipos fotográficos que aproximadamente costaban tres veces mi prestación por desempleo, equipadas con ropa para soportar el frío antártico por lo menos…


Mientras pensaba que no tenía nada que hacer frente a tanta tecnología, saqué la Canon más básica del mercado (EOS 1100D), el trípode chirriante, y me puse la braga al cuello.
Me conoces y sabes que no me gusta presumir. Pero fui el primero en localizar el cometa e indiqué al resto dónde se encontraba. Entonces sacaron sus cañones y dispararon sin compasión. Esto es lo más decente que saqué, una basurilla comparada con las que sacaron los maquinitas. No es la mejor foto, pero es mi foto. Y no me gasté miles de euros en material.



Canon EOS 1100D f/5,6 1/5s ISO 3200 200mm

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