-Hoy, señoras y señores, van a aprender algo que pocas personas llegan a concebir: La composición y propiedades del aire, gas del que dependemos para sobrevivir. Así que copien lo que les voy a decir en sus cuadernos. A partir de ahora.
“Se denomina aire a la mezcla homogénea de gases que constituye la atmósfera terrestre, que permanecen alrededor de la Tierra por acción de la fuerza gravitatoria. El aire es esencial para la vida en el planeta. Está compuesto por nitrógeno (78 %), oxígeno (21 %), vapor de agua (0-7 %), y otras sustancias (1 %), como ozono, dióxido de carbono y gases nobles como kriptón y argón."
Antes de continuar con las propiedades del aire, un alumno interrumpe a la profe para preguntarle si esto que están copiando entra en el examen. A lo que la profe le responde que todo es importante, de lo contrario no lo contaría, pero que existen altas probabilidades de que sea una pregunta de examen.
Bienvenidos al aprendizaje memorístico, el tradicional. El alumnado incorpora una serie de datos que carecen de significado aparente, difícilmente relacionables unos con otros en la mente receptora.
Por suerte los seres humanos rechazamos lo que no tiene sentido. Ya sea el papel de la chuleta o la neurona quemada en aprendernos los porcentajes de nitrógeno y oxígeno, todos acabarán por olvidarse.
Y es que esa profe no me enamora. Lo que enseña en sus clases no interesa ni al incorruptible empollón, que frustrado asiste a las mismas clases magistrales de toda la vida.
Ni interesa ni puede ser útil. No se enseña para salir adelante en la vida, para resolver problemas de la vida cotidiana. Las pibas y pibes en las clases no reciben las herramientas adecuadas para convertir los aburridos datos en modelos y teorías que permitan interpretar el presente y predecir el futuro lo mejor posible.
¿Cómo salimos de semejante pantano? Pues llevando a la práctica lo aprendido en Magisterio, en el CAP o en el máster de formación del profesorado: ¡Seamos constructivistas, carajo!
Créete lo que decía Piaget, el aprendizaje no se da por simple acumulación de información: los conceptos, las relaciones que exponemos, deben integrarse en la estructura cognitiva del alumno y ahí dentro deben cobrar vida. Pero sin la ayuda docente esto es prácticamente imposible, debemos prestar determinadas herramientas, trucos, metodologías, para que la alumna vaya construyendo su propio mapa del conocimiento, con sus pilares y andamios. Esta obra de ingeniería mental sólo puede construirse en interacción con el medio que rodea al alumno. Con el laboratorio, el barrio, las series, la gente.
Una estudiante con la cabeza amueblada ya sabe volar. Ojo, que se dará taponazos en la vida, como todo el mundo, pero tendrá una capacidad de análisis y síntesis, de sentido crítico, que le ayudará a desenvolverse entre toda la información que reciba a lo largo de los años.
Fue un tal Ausubel el que dio una vuelta de tuerca más al constructivismo, acercando la pedagogía a la psicología con su teoría del aprendizaje significativo (si, si, otra de esas cosas que olvidamos en el CAP, ¿o acaso nuestras alumnas son las únicas que olvidan lo aprendido?).
David Ausubel |
Mientras que el constructivismo hacía hincapié en que la alumna construye su conocimiento en relación con el medio, el aprendizaje significativo incide en que la estudiante relaciona la información nueva con la que ya posee. De esta forma los conocimientos previos condicionan a los nuevos. Y los nuevos reestructuran a los previos.
Ausubel lo expuso con claridad: “Si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: El factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente.”
Cabe destacar que el aprendizaje significativo es permanente (no termina con las etapas de enseñanza obligatoria), siempre producen un cambio cognitivo (una provocación intelectual producida por la docente), y se basa siempre en la experiencia: lo debe experimentar el sujeto, no basta con que se lo crea.
Las docentes debemos determinar si los contenidos que vamos a enseñar están al nivel de los conocimientos previos del alumnado, para que se produzca el conflicto, el choque de trenes. Debemos en todo momento relacionar lo enseñado con sucesos de la vida cotidiana de la adolescencia, fomentar un ambiente colaborativo, receptivo, de confianza y seguridad hacia la figura docente. Es algo más que la disciplina mal entendida.
Volviendo a la composición del aire, debe existir alguna profesora que dedique algunos minutos de la clase a sacar información a las detenidas.. Con 12 años ignoramos lo que no vemos, por lo que en 1º de la ESO no entienden que el aire sea materia como una mesa o un boli. ¿Cómo entenderán la composición o las propiedades de algo que no pueden tocar y que en sus esquemas mentales no existe?
Partiendo de lo que el alumnado ya sabe (o no sabe) la profe trae un hornillo eléctrico a clase, y saca del bolso un botellín de vidrio vacío y un globo. Pregunta a la clase si creen que dentro del botellín hay algo y la respuesta unánime es “Nada”.
A continuación engancha el globo en la boca del botellín y lo pone sobre el hornillo encendido. A los 20 segundos el globo empieza a hincharse. Es ahora cuando la profe lanza la pregunta provocadora “¿Si no había nada dentro de la botella, qué es lo que ha inflado el globo?
El aire, oculto para nosotros por su invisibilidad, se ha manifestado expandiéndose por el calor.
La lengua de las mariposas |
Intercalando este tipo de experiencias en clase con apuntes y actividades relacionadas con el entorno, la profe está haciendo estallar por los aires las antiguas teorías y modelos que las alumnas tenían sobre el aire. Como los escombros tras un bombardeo, se trata ahora de reconstruir un nuevo edificio más sólido, a prueba de supersticiones, del copiar por copiar.
El aire al ser materia pesa, y la gravedad hace que se concentre más en la playa que en las montañas. ¡Prueba a correr por el Teide y comprobarás cómo el aprendizaje significativo te deja sin aliento!
El aire contiene vapor de agua. Echa el aliento despacito sobre el cristal de una ventana. Al contacto con una superficie fría, el vapor de agua se condensa en agua líquida. Con el dedo podrás dibujar H2O.
Podría parecer que este aprendizaje de shock sólo puede darse en asignaturas de ciencias, por el carácter experimental de éstas. Sin embargo, el aprendizaje de los idiomas o la historia también podría construirse en interacción con el medio: Realizar una guía turística preguntando a los guiris si las preguntas están bien expresadas o si existen algunos términos desfasados; ampliar los apuntes sobre la guerra civil y la dictadura preguntando a la abuela… Son experiencias que seguro cambiarán los esquemas mentales del alumnado.
En fin, la docencia tiene algo de arte, es imposible negarlo. Pero también tiene mucho de ciencia, de teoría docente. Cualquier docente decente debe conocer las distintas corrientes pedagógicas y psicológicas para poder estar al día y así ayudar a formar los mejores hombres y mujeres. Estar al tanto de los distintos modelos (tradicional, constructivista, etc.) te permite elegir, rectificar ciertas conductas docentes que suelen pasar desapercibidas por la decadente rutina.
Y si nos ponemos filosóficos, también deberíamos tener una idea clara del papel que juega la escuela en la sociedad. También en este ámbito (sociología de la educación) hay muchas corrientes. Yo soy más de Bourdieu y Freire, pero bueno, eso es para otro artículo..
Paulo Freire |
Bueno, ya lo saben, la profe de mis sueños es constructivista. Lo primero que hizo al entrar en clase fue guardar el libro de texto en el bolso, ya tenía su propia programación didáctica y recursos de sobra. Tal vez fracase, pero hay que ser una crack para perder en la final de la Champions.
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