viernes, 27 de marzo de 2015

Usos y abusos del Teide

El pasado martes 24 el Facebook del Parque Nacional del Teide hacía un llamamiento público para que la gente no subiera al mismo. Con la llegada de la nieve, cientos de visitantes habían colapsado la carretera que atraviesa el Parque.



Así todos los años, cuando el pueblo tinerfeño enloquece para “ir a la nieve”. Que existan volcanes colosales o ecosistemas únicos es algo más que secundario. Los coches aparcan en la propia carretera, inmovilizando el tráfico amenizado con el ruido de pitazos y la música a todo volumen.  Vasos plásticos de chocolate caliente tirados en la nieve sucia, junto con restos de  bolsas rotas de Mercadona usadas como improvisados trineos.


¿Es así como queremos disfrutar del Teide? ¿Cómo si fueran las rebajas de Enero? Sé que lo que voy a decir  es tabú para los políticos que gobiernan, y más con las elecciones a la vuelta de la esquina: Es necesario regular los accesos al Parque Nacional.

No hablo de prohibir, ni de cobrar. Simplemente ordenar y planificar el número de visitantes en  épocas  sensibles como las nevadas, cuando la afluencia descontrolada de personas y coches causan daños en el ecosistema.

No es una medida sacada de la nada, es como los permisos gratuitos que las oficinas del Parque dan a las personas que quieren ascender al cráter del Teide. La solicitud no cuesta dinero, y permite una buena gestión del lugar.

Boogies y bolsas, restos de la histeria.

Porque debemos combatir al “yo voy dónde y cuándo me dé la gana” con pedagogía, pero también con normativa. No olvidemos que el principal fin de un Parque Nacional es la conservación del patrimonio natural, además de la investigación científica y los usos educativos.

Obviamente también está para el ocio y el disfrute de las personas, pero con las políticas actuales de “libertad total” estos objetivos también se frustran debido a las consecuencias de la masificación, los colapsos, el ruido y la basura. ¿Eres capaz de pasarlo bien entre semejante caos?

Debemos apostar por un sistema de permisos gratuitos que permita el acceso al Parque a x personas al día. Sólo así conseguiríamos alcanzar los objetivos por los que fue declarado como tal.


Debemos educar a los visitantes para que protejan los valores que atesora el Teide. Para que aprendan que no es incompatible con el disfrute del mismo. Espero que algún día la gente pueda visitar al Teide nevado, y disfrutar de su soledad, su silencio. Su belleza.

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