martes, 16 de junio de 2015

Pajareo urbano en los altos de Santa Cruz

Mientras espero en la plaza a que Capi marque territorio hormonal en sus esquinas estratégicas, suelo ponerme a ver el wasap, o escucho el partido del atleti por la radio del móvil. Aunque estoy en la calle, parece como si estuviera frente al ordenador. Es un problema común a muchas personas: nos cuesta observar el mundo que nos rodea porque no desconectamos del nuestro.



A veces es bueno levantar la cabeza, y no sólo por dignidad. Vayamos al parque, intentemos oír más allá del tráfico, de la música del vecino. Tras ese ruido de fondo, entre las copas de los árboles permanece oculto un ajetreo frenético de luchas antiguas, crías insaciables y enamoramiento primaveral.


Porque no estamos solas en la ciudad. El único linaje de dinosaurios que sobrevivió a la extinción del Cretácico observa tus movimientos desde cierta altura. Suyas son las azoteas, las rendijas de los respiraderos, los troncos carcomidos.

Las ciudades transformaron totalmente el medio natural sobre el que se asentaron, enterrando bajo piche la tierra fértil y los pequeños cursos de agua; haciendo prácticamente inviable el desarrollo de formas de vida silvestres. 

Sin embargo algunas especies han sido capaces de adaptarse a estos ecosistemas tan hostiles. Se caracterizan por disponer de nichos ecológicos de amplio espectro: Anidan tanto en árboles como en edificaciones, pueden comer semillas o alimentos procesados de la basura, etc. Esto hace que frente a la destrucción del hábitat original hayan sido capaces de sobrevivir en la ciudad.

Pero estas historias de supervivencia nos cuentan algo más. Dice el manifiesto por las aves de SEO-BirdlifePiensa en el vuelo de un pájaro, en la fuerza y la armonía de sus movimientos, en lo hermoso del plumaje. Ahora ve más allá y observa su entorno, por dónde viaja y dónde anida: si se mantiene, crece y regresa, está diciéndonos que allí puede haber vida, que es saludable. Lo contrario es un mal presagio. Donde no hay aves no hay vida, tampoco para nosotros.” 

Toñota y la ironía aviar..

Así es, la ausencia de nuestros vecinos nos advierte de problemas que pueden afectar a nuestra calidad de vida. Es lo que ocurre con el declive de las poblaciones de gorriones en muchas ciudades españolas, provocado por la contaminación atmosférica del tráfico y la actividad industrial.

Por eso hoy te voy a presentar unas cuantas especies de aves que resisten atrincheradas en mi barrio, en el límite municipal entre Santa Cruz y La Laguna. Con semejantes termómetros de calidad ambiental sin duda debo vivir en un lugar bastante acogedor..

Empecemos con el más golfo, el gorrión moruno. Son los macarras de la placita, saben que el poder reside en el grupo, en la bandada. Se alertan cuando aparece un gato o si ven en la papelera un paquete de millo. Son ruidosos y anidan bajo el tejado de la iglesia de la Paz y la Unión, a apenas diez metros de mi ventana.

Pareja de gorriones anidando en la iglesia 
El mirlo es un poco más grande y sólo se deja ver temprano en la mañana o al atardecer. Busca y rebusca en la tierra, tratando de llevarse al pico alguna lombriz o escarabajo. Hace ruido al desplazarse entre la hojarasca, por lo que suele asustar a la gente al ser confundido con una rata.

Mirlo
El cernícalo es la pequeña gran rapaz de nuestras islas. Del tamaño de una paloma, se mantiene en suspensión aprovechando las corrientes ascendentes de aire, a la espera de que algún tizón se deje ver en el descampado. Se ha adaptado perfectamente a los barrios que aún conservan terrenos sin construir. El ejemplar de la foto descansaba en la azotea de mi casa.

cernícalo descansando en la azotea 
Las tórtola turca hace honor a su fama: las parejas permanecen juntas hasta el final. Aunque siempre ha sido considerada una especie exótica, traída por el ser humano, recientes estudios han puesto de relieve que pudo haber llegado a las islas por sus propios medios, como parte de un proceso natural de expansión geográfica originado en Asia.

Pareja de tórtola turca en la plaza
Los vencejos son difíciles de ver con nitidez, ya que se pasan la vida haciendo acrobacias en el aire. Suponen un caso de adaptación extrema al medio aéreo, reproduciéndose, alimentándose y durmiendo entre ráfagas de viento. Tienen las patas incapacitadas para desplazarse por el suelo, por lo que una caída accidental suele tener consecuencias fatales.

Bandada de vencejos 
Sólo he visto un ejemplar de búho chico en el barrio, en un terreno abandonado cerca de la Montaña de Ofra. Me sorprendió desde el coche, pasando por encima del mismo sin hacer el más mínimo ruido con las alas. Con una de las visiones más extraordinarias del mundo animal, puede decirse que si un ratón entra en su campo visual, tiene contados los segundos de vida.

Búho chico 
Finalmente menciono a mi vecino favorito, el que todas las mañanas amanece frente a la ventana del dormitorio. El herrerillo es una joya ornitológica, un chiquitín multicolor. Creo que sólo hay una pareja en el barrio, nada que ver con las pandillas de gorriones... sin embargo, es casi un milagro contemplar un ave de entornos tan rurales prosperando en la micro-ciudad de La Cuesta.

Herrerillo frente al dormitorio
Te acabo de presentar al vecindario no censado en el Ayuntamiento. Son seres como tú y como yo que también tienen sus intereses. No tenemos los mismos obviamente, los suyos son encontrar alimento entre tanto edificio y planta de jardinería, enamorar cantando sin que el ruido de las obras les eclipse…

Como seres racionales y compasivos deberíamos tener en cuenta estos intereses que en nada se contraponen a los nuestros. Los pájaros sienten y sufren como cualquier otro vertebrado superior, por eso considero un deber ayudarles siempre que esté a nuestro alcance: Ponles un recipiente con agua en verano y alpiste en invierno; recoge a los polluelos que se han caído de los nidos, localiza a los padres o trata de cuidarlos y darles calor.

Comedero de aves en la azotea
En fin, sal a la calle, estira el cuello, desconecta un rato. Comparte el aire con los dinosaurios del siglo XXI. Búscalos con la mirada, que tus pensamientos vuelen con ellos.. ¿Conoces algún otro dinosaurio alado que viva en tu barrio y no haya citado? ¡Compártelo!

2 comentarios:

  1. Jajaja qué bonito!! A veces por los alrededores de La Concepción pueden verse mosquiteros (muy chiquititos y confiados), además de los gorriones, mirlos y palomas más comunes. Alguna vez, rara vez, un herrerillo en las palmeras...

    ResponderEliminar
  2. La pareja de tórtolas turcas que salen en la foto creo que pertenecen a Samuel "el lavadora" (delincuente habitual de la cuesta)

    ResponderEliminar