Cuando
llegan elecciones la educación siempre es un tema del que todos los partidos
tienen propuestas novedosas. Últimamente escucho mucho eso del bilingüismo, la
emprendeduría, las nuevas tecnologías, religión o ciudadanía, etc., como
solución a los males endémicos de nuestras aulas.
Con mi tutoría de 3º del IES Pérez Pulido (faltaron 4) |
Del
mismo modo, muchas expertas y expertos en educación no paran de teorizar y dar
soluciones a problemas como el fracaso escolar, el bullying, el aumento de casos
de violencia de género entre adolescentes, el deterioro del prestigio docente,
etc. Y siempre aconsejan reciclar a un profesorado que no ha sabido adaptarse a
los nuevos tiempos.
Curiosamente
las demandas de la comunidad educativa rara vez tienen que ver con las
propuestas y preocupaciones anteriormente mostradas. El Consejo Escolar de
Canarias, en su informe “Consideraciones y propuestas de mejora” de 2015,
señala como principales debilidades del Sistema Educativo la falta de
escolarización de 0 a 3 años, la inestabilidad laboral, las elevadas ratios
(relación alumnado/docente), la falta de personal de orientación y apoyo, etc.
En
dicho análisis, profesorado y familias llegan a la conclusión de que esta
situación de estancamiento se debe al recorte de personal y recursos económicos
que desde hace años llevan acometiendo las administraciones autonómica y
estatal.
Es
así de sencillo. Pero la mayoría de los programas electorales no dejan de estar
llenos de generalidades y propuestas estrella, tal vez con la intención de
disimular la continua asfixia que a base de recortes, y durante años, llevan
practicando a la Educación Pública.
¿Cómo
se respetará al profesorado con una media de 25 estudiantes en la ESO si además
aumentan la carga lectiva y disminuyen las horas de coordinación?
¿Cómo
vamos a prevenir el acoso y la violencia de género si en el Instituto hay sólo
una orientadora para más de 800 alumnos?
¿Cómo
va a ayudar un curso bilingüe a una niña a la que mal atienden los sobresaturados
servicios sociales del Ayuntamiento?
Con
las pocas nociones que tengo de sociología de la educación, no veo a la
escuela como el paradigma que resolverá los problemas del mundo. Ahí
deberían intervenir otras políticas económicas, fiscales, etc. Pero sí
creo que dependiendo de los recursos que tenga, puede ayudar a perpetuar o
reducir las diferencias sociales.
En
definitiva, todas las propuestas y buenas intenciones quedan siempre en papel
mojado si no van acompañadas de un aumento del gasto en Educación con respecto
al PIB.
Lamentablemente,
en 2013, el gasto público en educación en España fue del 4,31% del PIB, muy por
debajo de la media europea (5,25% Eurostat 2011) y la OCDE (5,6% 2011). Estamos
peor que hace doce años (4,35% en 2004).
Las
y los docentes sabemos que hay que hacer autocrítica. Lo palpo a diario. Pero
otra cosa bien distinta es hacernos responsables de los males de la educación
sin cuestionar las políticas de recortes que llevan a nuestras chicas y chicos
al borde del abismo.
La
Comunidad Educativa necesita un respiro. Un cambio. Seguro que no nos puede ir
peor, tenemos derecho a intentarlo.
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